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ICT/ Revista Viajes Costa Rica reafirma su modelo de desarrollo turístico sostenible, que a través de la Bandera Azul Ecológica ha logrado atraer a turistas conscientes de la importancia de preservar el entorno
  • Un total de 140 playas locales reciben la distinción por su compromiso con la conservación del medio ambiente y la seguridad de los turistas.

Por Erika Fernández y Karen Retana

Costa Rica sigue consolidándose como un referente global en turismo sostenible. La reciente entrega de la Bandera Azul Ecológica a 140 playas costarricenses refuerza su compromiso con la conservación ambiental y la mejora de la experiencia turística. Este prestigioso galardón, otorgado por el Instituto Costarricense de Turismo (ICT), reconoce el esfuerzo conjunto de comunidades costeras, gobiernos locales y actores del sector por proteger ecosistemas marinos y garantizar un turismo responsable.

Este año, siete playas obtuvieron por primera vez el galardón: Playa Bonita (Caribe), Playa Prieta (Guanacaste), Playa Coyol (Pacífico Medio), Playa Pejeperro y Playa San Pedrillo sector 2 (Pacífico Sur), Playa Coquitos (Guanacaste Norte) y Playa Coquimba (Puntarenas). También se sumaron dos playas a la categoría de cinco estrellas: Puerto Vargas (Caribe) y Conchal (Guanacaste), alcanzando así el máximo reconocimiento del programa.

La Bandera Azul Ecológica evalúa criterios como calidad del agua, educación ambiental, gestión de residuos, seguridad y accesibilidad. Desde 2024, se implementó una nueva gradación por estrellas que permite una progresión más accesible para los comités locales. La actualización del manual de procedimientos en 2023, en vigor desde este año, reorganizó los requisitos por niveles de dificultad, permitiendo a más playas aspirar a reconocimientos mayores, explicó Jorge Retana, de Centros Regionales para la Atención a Turistas y Empresarios del ICT.

Para obtener la quinta estrella blanca, una playa debe cumplir con criterios adicionales como espacios para personas con discapacidad, rampas o alfombras de acceso hasta la berma, condiciones de seguridad ciudadana y participación en el programa Sello de Calidad. Alcanzar esta categoría asegura que se trata de una playa accesible, segura y con una gestión hídrica eficiente, lo que promueve la salud pública y el desarrollo sostenible.

Además de las estrellas blancas, existen distinciones especiales: Rosada, por seguridad costera; Plateada, por participación en el programa e-coins; Dorada, por control de fuentes terrestres de contaminación; Verde, por apoyo a hogares sostenibles; Anaranjada, por acciones en bienestar animal y Morada, en análisis para eventos especiales.

Aunque 140 playas recibieron el galardón, algunas lo perdieron respecto al 2023. Las razones principales fueron la no presentación del informe de gestión y la falta de inscripción en el periodo correspondiente. Estos desafíos reflejan la necesidad de fortalecer la organización interna de los comités y mantener la constancia en sus acciones.

Entre los retos más recurrentes para avanzar o mantenerse en el programa destacan la contaminación de aguas, escasez de recursos económicos, baja participación de voluntariado y los efectos del cambio climático, como lluvias fuera de temporada que aumentan la escorrentía. La falta de articulación entre sociedad civil, instituciones públicas y empresas también limita el impacto de los esfuerzos locales.

La colaboración del sector turístico privado ha sido significativa, especialmente por parte de cadenas hoteleras y negocios cercanos a las playas. Sin embargo, todavía es necesario fortalecer su compromiso, especialmente hacia los comités comunitarios más pequeños. Asimismo, se requiere mayor conciencia ambiental por parte de los turistas que visitan las costas del país.

 

 

 

 


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